Juan Gómez Bárcena
Mapa de Soledades, Seix Barral, Barcelona 2024
Juan Gómez Bárcena escribió un ensayo sobre los mundos y
las dimensiones de la soledad en relación con el tiempo. Y puede que el tiempo
no cambia y se trata solo de nuestra percepción acerca de su impacto en
nosotros, pero, por otro lado, la soledad sí que cambia adquiriendo las
características de las condiciones en las que se experimenta. De hecho, aludiendo
a su experiencia personal en Buenos Aires como punto de partida, el autor analiza
los matices de las soledades y de ahí se nota su amor por las varias
disciplinas asimiladas para que la narración sea estimulante y rica en ambos datos
y pensamientos.
A propósito de la narración estimulante, las convicciones
culturales que Juan Gómez Bárcena nos ofrece y cambian de un país a otro, -como
por ejemplo la convicción de los indios kaluli de Papua Nueva Guinea que los
pájaros son los espíritus de sus muertos- nos ayudan a ver cómo la interpretación
de la soledad se relata con el comportamiento cultural. Se aborda la postura humana de inclinar sobre
las cosas observadas y separadas del conjunto diario para que podamos entender
mejor lo que se llama origen y humanidad.
Pues, a través de cada ejemplo se detecta la participación
de Juan Gómez Bárcena ante la experiencia compartida justificando la razón por
la cual eligió narrarnos en primera persona sus recopilaciones hacia el tema en
el que profundiza cada vez desde otro detalle seleccionado. Son los detalles analizados
los que hacen este libro imprescindible.
Penetrando en las profundidades del fenómeno social que
se llama soledad, el escritor licenciado en filosofía, Historia, Teoría de
Literatura y Literatura comparada nos ofrece un recorrido por muchos ámbitos
citando a autores y también científicos – científicas, quienes han tratado el
tema de la soledad polifacéticamente, desde el punto de vista psicológico y
sociopolítico. Entre otros nombres, destacan los de Virginia Woolf, Emily
Dickinson, Sylvia Plath, Rosario Castellanos, Nancy Baym, Noreena Hertz, Harry
Harlow, Epicuro y Erich Fromm.
Más específicamente, hay que mirar la historia de la
soledad y lo que significa hoy en combinación con las tecnologías nuevas
evitando las trampas de los estereotipos. Además de esto, Juan Gómez Bárcena revela
el lenguaje y los términos que tienen que ver con la soledad, como por ejemplo
el significado antiguo de la soledumbre o el otro de la palabra “Nepantla” que
para los aztecas – explica él- significa oscilar entre dos lugares, dos
tiempos, dos estados emocionales. En ambos casos se comprueba el amor por el
lenguaje y sus raíces, lo cual es fundamental para un escritor en general.
Desde las primeras páginas pude tener la intuición que
ese libro me encantara, viendo que Bárcena cita a Lope de vega y a Beatles. Entendí
que él tiene una educación esférica que siempre sirve de fuente infinita para
poder escribir sobre las experiencias de la vida sin perder el ojo crítico ni
la concentración. Solo que el viaje hacia Ítaca se hace más largo, lleno de
citas que se analizan, es decir, no se quedan pendientes. En cambio, nos
complacen más, convirtiéndonos en cómplices de su lectura.
Intentando mirar de cerca la estructura de los capítulos,
se nota que sus nombres son referencias de condiciones que, aunque a veces
contradictorias, se dialogan entre sí. La selva, la ciudad, el hogar, el océano,
el jardín, el desierto, el cosmos, la frontera, casquetes polares, la cumbre,
la tierra incógnita y la piel son nombres significativos que nos preparan para
el contenido de cada capítulo como si fueran mensajeros de la misma musa, de la
soledad.
Entre los puntos en común de los capítulos del libro Mapa
de soledades, se nota la participación empírica -corporal, emocional- del
autor junto a sus reacciones en torno a la experiencia narrada. En el primer
capítulo de la selva, desde la referencia a la vida de Horacio Quiroga hasta el
Hombre del Agujero se constata la postura argumentativa y el amor por la importancia de las decisiones. Todo o casi todo tiene una referencia o una explicación. Parafraseando
a Cortázar, a quien se refiere Bárcena, somos los caracoles de nuestras
interpretaciones de una ciudad a otra.
Por otro lado, en el capítulo de la ciudad vista como
consecuencia del individualismo, Bárcena se adentra en el concepto del espacio
anónimo para desarrollar un diálogo sobre la importancia de hablar igual que ocurría
en el ágora de los griegos. Cada ciudad se distingue en lugares y, de hecho, en
sentimientos. El autor hace un recorrido por el cine también de Steven
Spielberg y La Terminal, mientras que más adelante citará a Milorad Pavic, a
quien yo también tuve el placer de conocer a Atenas y esa referencia me dio
alegría. Me di cuenta de que viajaba al tiempo leyendo la narración – espejo de
Bárcena y pensando en mis propias experiencias que claro, tienen otros nombres,
pero, están colocadas en ambientes semejantes a los que encontré en el libro.
En el capítulo de la isla, la atmósfera de la soledad es
más interior para examinarla como eje de la imaginación. El personaje de
Robinson Crusoe es la clave para abordar este tema de muchas variantes y
tendencias en nivel existencial. Esta vez, la soledad se relata con la falta de
la producción y la política. Además, se lee que “un hombre condenado es siempre
un náufrago”, mientras que el autor en otra parte de la narración, nos confiesa
que su habitación, donde jugaba solo, era su isla de fantasía “en el océano de
lo cotidiano”.
En cambio, en el Hogar, se nota la necesidad de reconocer
el espacio como lugar en vez de escaparse de la cotidianidad. Se subraya la
importancia de inventar el rincón de la creación después de haber encontrado la
posibilidad de ocupar y tener un lugar. Aquí entra también la lucha de las
mujeres por sus derechos ante la creatividad y a la expresión.
En el Océano, se aborda el impacto de las redes sociales
a la soledad y dentro de la sociedad. Más específicamente, me llamó la atención
el fenómeno BOMP (Belief that Others are More Popular) analizado por la
pensadora Noreena Hertz. Se constata que las redes se transforman en arenas de dura
competitividad que perjudica a largo plazo a todas las personas afectadas por
su aislamiento.
Desde el Jardín, se concluye que la interpretación de la
soledad está sujeta a un acercamiento circular, a través del cual la narración se
enriquece en detalles históricos y sociopolíticos cerrando las grietas entreabiertas.
Entre otros, Bárcena expone datos con respecto al confinamiento que cambió
nuestras vidas en nivel global y después del regreso a la normalidad los
suicidios se aumentaron. Leemos de la soledad de hielo, “un no sé qué que nos
tienta a poblarla de monstruos”.
De hecho, el libro no carece de estilo ni de originalidad
de expresión, transformando su material compartido en una historia crítica y
subjetiva a la vez tocándonos como seres humanos, habitantes de los centros
urbanos de hoy. Por eso, los nombres de los capítulos sirven de brújulas para que
el autor organice su pensamiento. Por ejemplo, la cumbre que se refiere a la
montaña es una metáfora propia del logro. Como nos recuerda Bársena, según Jung
“la montaña es símbolo de elevación espiritual”, mientras que, para Freud, representa
“la ondulación del cuerpo femenino”. Entonces, está clara la intención del
autor vinculada al deseo de llamarnos la atención hacia una lectura comparativa
prácticamente a través de una contraposición sintética de los argumentos y de
las teorías expuestas.
De su análisis no podría faltar el tema doble, de la
muerte y del amor. Con respecto a la muerte guardo la posición de Epicuro que “muerte
no existe ni para los vivos ni para los muertos, porque mientras vivimos, no
existe y cuando existe, somos nosotros quienes no existimos”. El comentario del
autor que hasta la fecha no se ha prestado mucha atención al género literario
de las despedidas ante la muerte me hizo pensar las condiciones de esa soledad
particular entre el luto y el dolor de la ausencia. Sobre el amor, por otro
lado, estamos acostumbrados a criticar, aunque teníamos que reflexionar sobre
el arte de amar, lo que nos recomienda Erich Fromm a través de su teoría.
En resumen, lo que se entiende después de haber leído el
libro Mapa de soledades es que o morimos o seguimos viviendo con nuestra
soledad. Es inevitable. Pero, depende de nosotros cuál energía damos a nuestra
soledad, cuáles sensaciones y cómo nos comportamos en nuestras vidas que
podrían ser puzles de creatividad añadiendo más piezas cada vez con respecto a
nuestros logros y crecimiento.
Sí, me gustó mucho.
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