En la cama
entre las sábanas blancas
esperaba a que yo llegara
después de la cena,
tras despedirme de los elefantes.
No tenía ni idea.
La sorpresa más inesperada
de Kenia era roja.
Era la bolsa de agua caliente
contra el frío de la materia
y la oscuridad que llena el vacío
de los ojos ante el tiempo perdido.
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