No quiero ser tortuga
sino mariposa
que vive solo un día
sin caparazón.
Se vive todo al máximo
sin compromisos
ni dolor de espera;
no hay fiebre de expectativas.
Sin embargo, hay gente
que no está de acuerdo,
quiere su derecho a la longevidad,
ser amada y vivir para siempre.
En nombre de las plegarias
la verdad se limita a la cotidianidad,
las alas de la mariposa se queman
y ella muere sobre una piedra de lava negra.
Y el relato se calla como una estatua rota.
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