Cada
época de mis tempestades
es
un puzle sin piezas libres
después
de haberla vivida
como
si fuera sagrada.
Se
me olvidan gotas
del
agua dormida dentro de mí,
al
dividir el vocablo
“olvidar”
en olfato y acto de ver.
En
cambio, perdonar
significa
dar,
regalar
de ti misma
tu
microcosmos salvado.
Espero
el poema nuevo,
la
llovizna autumnal
y
sus hojas secas
de
cuaderno a cuaderno.
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