La ciudad duerme
debajo de una humareda
que incluye cenizas y sueños
en la misma madriguera
Debajo de un árbol,
en un café o entre las ondas
de nuestras miradas,
el aire se hace eco de tu aliento
Un reloj de arena detenido
en favor del tiempo ilimitado
está por encima de dos caras
perdidas vagamente en lo erótico
Si supiéramos su fenómeno antes,
no huiríamos de la vida fugaz
ni de los fantasmas que llevamos
a la gran sombra de la candela encendida
Comments
Post a Comment