Suele ser difícil padecer el llanto de un niño por culpa de una enfermedad, o sea otalgia o fiebre y gripe. Pero, lo importante es poder transformar el dolor en un cuento, es decir, habitar el sentimiento corporal y psíquico negativo. A estas alturas, la experiencia del dolor nos enriquece dado que se relaciona con el intercambio de sentimientos (corp)orales.
A propósito de una otalgia de un niño pensé recientemente
en la historia de Pinocho. El cuento del toscano Carlo Collodi nos podría dar
la opción de vincular el sentimiento del dolor de oído a la imagen de la nariz
grande de Pinocho que en este caso nos serviría de ayuda para suavizar el dolor
real a través de la verbalización creativa fuera de la regla.
Más específicamente, los padres del niño, de la niña también,
pueden demostrarle la figura de Pinocho subrayando el hecho de que Pinocho,
hijo de Geppetto, era de madera y encontraba soluciones ante situaciones imprevistas
igual que al dolor. Menos mal que los oídos no cambian tamaño y son iguales que
antes. Menos mal que los oídos no tienen tanto peso como la nariz del pobre
Pinocho.
En breve, un cuento popular visto como brújula de verbalización
a veces es una buena ocasión para añadir un aire de mito y poesía en lo
cotidiano y además ayudar a los niños que aprecien el presente real sin
floritura. Podrían intentar dibujar a Pinocho, su nariz, un día suyo. Entonces,
a través del uso de los colores, la otalgia se convierte en una historia
narrada en que Pinocho es el amigo imaginario de los niños.
Pas mal, ¿verdad?
Comments
Post a Comment